En términos de eficiencia, el jabón sólido es más concentrado, requiriendo menos producto para lograr el mismo efecto de limpieza.
Además, dado que no contiene agua, no requiere conservantes químicos para prevenir el crecimiento bacteriano, a diferencia de muchas formulaciones líquidas.
Un estudio publicado en Environmental Science & Technology encontró que los jabones sólidos reducen las emisiones de CO₂ relacionado con el embalaje y el transporte en comparación con los jabones líquidos.